Cocinar a fuego bajo: el secreto para una mejor cocción y un mayor ahorro de gas🩷

Una técnica tradicional que ha vuelto a ganar popularidad entre quienes buscan preparar alimentos más saludables y sabrosos. Este método consiste en mantener una temperatura constante y moderada durante la cocción, lo que permite que los ingredientes se cocinen de manera uniforme y conserven su textura y sabor natural. A diferencia del fuego alto, que puede quemar o resecar los alimentos, el fuego bajo ofrece un control más preciso del proceso culinario.

Otro aspecto fundamental es la conservación de nutrientes. Cuando se cocina a altas temperaturas, muchas vitaminas y minerales sensibles al calor, como la vitamina C o algunas del complejo B, pueden degradarse. En cambio, el fuego bajo permite que los alimentos mantengan una mayor cantidad de sus propiedades nutritivas, lo que se traduce en comidas más completas y beneficiosas para la salud. Cocinar despacio también ayuda a conservar el color y el aroma natural de los ingredientes, haciendo las comidas más atractivas y apetitosas.

El fuego bajo representa un ahorro significativo de gas, que puede alcanzar hasta un 25%. Esto se debe a que una vez que los alimentos alcanzan la temperatura de cocción deseada, solo se necesita una pequeña llama para mantener el calor.
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Y claro que la cocina mexicana es famosa por sus sabores intensos y su gran variedad de preparaciones, pero muchos de estos platillos requieren largos tiempos de cocción que implican un mayor consumo de gas. Entre los alimentos que más energía demandan están los frijoles, mole, los guisos con carne y los caldos. Estos suelen prepararse a fuego alto o durante varias horas, lo que eleva el gasto de gas si no se aplican técnicas eficientes.


Una forma de reducir este consumo es remojar los frijoles o legumbres antes de cocinarlos. Esto disminuye su tiempo de cocción hasta en un 40%, permitiendo que se ablanden más rápido. En el caso de los moles o salsas espesas, se recomienda usar fuego bajo y tapar la olla, lo que mantiene el calor y evita la evaporación excesiva. Además, usar ollas de fondo grueso o de presión ayuda a conservar la temperatura por más tiempo y reduce la necesidad de mantener la flama alta.

Para platillos como pozole, birria o barbacoa, una estrategia eficiente es precocer los ingredientes y luego cocinarlos a fuego bajo para terminar de integrar los sabores. También es útil cocinar en cantidades mayores y recalentar porciones pequeñas cuando sea necesario, en lugar de preparar todo desde cero cada vez.

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